Quinto: “No matarás” ¿Quién eres tú para quitar la vida a alguien que está llamado a la vida eterna con Dios? Toda vida humana, desde el momento de la concepción hasta la muerte, es sagrada, pues la persona humana ha sido amada por sí misma a imagen y semejanza del Dios vivo y santo. Causar la muerte a un ser humano es gravemente contrario a la dignidad de la persona y a la santidad del Creador. Desde su concepción, el niño tiene el derecho a la vida. El aborto directo, es decir,buscado como un fin o como un medio, es una práctica infame, gravemente contraria a la ley moral. Porque ha de ser tratado como una persona desde su concepción, el embrión debe ser defendido en su integridad, atendido y cuidado médicamente como cualquier otro ser humano. La eutanasia voluntaria, cualesquiera que sean sus formas y sus motivos, constituye un homicidio. Es gravemente contraria a la dignidad de la persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador. El suicidio es gravemente contrario a la j
Quinto: “No matarás”¿Quién eres tú para quitar la vida a alguien que está llamado a la vida eterna con Dios?
Toda vida humana, desde el momento de la concepción hasta la muerte, es sagrada, pues la persona humana ha sido amada por sí misma a imagen y semejanza del Dios vivo y santo. Causar la muerte a un ser humano es gravemente contrario a la dignidad de la persona y a la santidad del Creador. Desde su concepción, el niño tiene el derecho a la vida. El aborto directo, es decir,buscado como un fin o como un medio, es una práctica infame, gravemente contraria a la ley moral. Porque ha de ser tratado como una persona desde su concepción, el embrión debe ser defendido en su integridad, atendido y cuidado médicamente como cualquier otro ser humano.
La eutanasia voluntaria, cualesquiera que sean sus formas y sus motivos, constituye un homicidio. Es gravemente contraria a la dignidad de la persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador. El suicidio es gravemente contrario a la justicia, a la esperanza y a la caridad. Está prohibido por el quinto mandamiento.
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