En la selva reinaba un fiero y gruñón león. El león se sentía muy solo y quiso celebrar un banquete con todos los animales. Los animales sentían una enorme curiosidad por conocer la casa del rey, así que aceptaron la invitación. Al llegar, el tigre fue el primero en mostrar su desilusión: –¡Qué mal huele aquí! –exclamó–. Pensé que la residencia de un rey sería diferente. –Tienes razón. ¡Es un olor insoportable! –dijo el oso, tapándose el hocico con la zarpa. –¡Fuera de aquí! –les gritó el león–. No permito que hablen así de mi casa. Los dos animales se marcharon mientras el resto de los invitados guardaba silencio. Por fin, queriendo agradar, el mono dijo: –Majestad, su palacio es magnífico. Y huele… huele… ¡como a flores recién cortadas! Pero el león no le creyó y también lo expulsó del banquete. –Y tú, ¿cómo crees que huele mi casa? –le preguntó el león al zorro. El zorro no sabía qué decir para que el león no se enfadara. Los demás animales esperaban preocupados su respue
En la selva reinaba un fiero y gruñón león.El león se sentía muy solo y quiso celebrar un banquete con todos los animales.
Los animales sentían una enorme curiosidad por conocer la casa del rey, así que aceptaron la invitación. Al llegar, el tigre fue el primero en mostrar su desilusión:
–¡Qué mal huele aquí! –exclamó–. Pensé que la residencia de un rey sería diferente.
–Tienes razón. ¡Es un olor insoportable! –dijo el oso, tapándose el hocico con la zarpa.
–¡Fuera de aquí! –les gritó el león–. No permito que hablen así de mi casa.
Los dos animales se marcharon mientras el resto de los invitados guardaba silencio.
Por fin, queriendo agradar, el mono dijo:
–Majestad, su palacio es magnífico. Y huele… huele… ¡como a flores recién cortadas!
Pero el león no le creyó y también lo expulsó del banquete.
–Y tú, ¿cómo crees que huele mi casa? –le preguntó el león al zorro.
El zorro no sabía qué decir para que el león no se enfadara. Los demás animales esperaban preocupados su respuesta. Por fin, el zorro dijo:
–Yo, señor, la verdad es que… hace días que estoy resfriado y… ¡no puedo oler nada!
Al oír aquello, el león se echó a reír. Y comprendió, gracias al zorro, que todos los animales le temían. ¡Por eso estaba siempre tan solo!
Así que le dijo a la lechuza:
–Busca al tigre, al oso y al mono, y pídeles que me perdonen. Diles que los esperamos para comer.
Al fi nal, el banquete resultó estupendo. Y desde aquel día, el león dejó de ser tan gruñón y no volvió a sentirse solo.
LA FONTAINE (Adaptación)
Preguntas
1. ¿Cómo crees que era la casa del león? Dibújala y descríbela.
2. ¿Crees que el león hizo bien en pedir perdón a los animales? ¿Por qué?
3. ¿En qué ocasión has pedido perdón a alguien? Explica.
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